La Exposición didáctica

Tortura de la canga. Dibujado por Th. Allon. Grabado por G. Paterson, en la obra de G. N. Wright "The Chinese Empire", London 1843.

La administración de la justicia era una de las prerrogativas de los mandarines, o altos funcionarios, que estaban al frente de las ciudades.

La justicia era administrada por el prefecto en el edificio denominado "Yamen". Este lugar era, al mismo tiempo, residencia su residencia, así como la sede de los oficiales administrativos de la provincia, tribunal y prisión.

La seriedad del crimen determinaba el grado del castigo. El menor de ellos era el ser golpeados con un bastón "Pan-tze", que estaba hecho de bambú. El número de golpes a recibir dependía de la gravedad de la culpa. Veinte golpes era el mínimo.

La administración de la justicia. Pintura sobre tela. China. S. XIX.

Otro suplicio era la "Canga". Aunque se prolongase varias semanas no era considerado muy duro, en cuanto que no llevaba consigo ninguna mutilación. Se trataba de un tablón de 50 kilos, con orificios para las manos y la cabeza. Durante varios días el condenado sufría las burlas de la gente y - tanto para beber, como para comer -, estaba obligado a pedir ayuda. Con este castigo el condenado quedaba deshonrado, "había perdido la cara", que decían ellos. Esta era, y sigue siendo, una situación terrible para un chino.

El robo a mano armada u otros delitos mayores eran castigados con la pena capital. Para los delitos más graves el veredicto era "la muerte lenta": a la víctima le iban cortando trozo a trozo la carne mientras estaba vivo.