Exposiciones del Museo Oriental

DESDE 1980 HASTA 2009

En 1506 moría en Valladolid el navegante Cristóbal Colón, sin haber cumplido su sueño. En 1492, el propósito de su viaje, era, precisamente, conseguir llegar hasta Catay (China) y Cipango ( Japón). Quinientos años más tarde la cultura de esos países continúa siendo prácticamente desconocida para la gran mayoría de los occidentales.

La primera vez que los ingleses llaman oficialmente a las puertas del "Imperio Celeste" será en el verano de 1793 con la Embajada de Lord Macartney. Esta embajada hacía el número 16 de las enviadas por Occidente a la corte imperial china. Esta exposición del Museo Oriental titulada "China 1793. La Embajada de Lord Macartney" nos da a conocer, a través de 71 grabados de la época, la historia de este primer encuentro entre China e Inglaterra. No es sólo una mirada hacia el pasado, con hermosas imágenes románticas y exóticas. Su significado es mucho más amplio. Es la historia de un encuentro y un desencuentro entre Oriente y Occidente a nivel político, diplomático, comercial y económico. Es también una historia plenamente actual y con importantes lecciones de cara al futuro.

A través de estas imágenes -realizadas en su mayoría por William Alexander durante su viaje a China-, surcamos los océanos hasta el gran imperio chino. Nos unimos al séquito de la embajada de Lord Macartney y aprovechamos la oportunidad de descubrir el apasionante mundo de la China milenaria. Nos adentramos por las ciudades de Tientsin, Pekín, Jehol y participamos como invitados a la audiencia que el emperador Qianlong ofrecerá en su residencia estiva. Nos divertimos con los espectáculos de música, teatro y acrobacia. Paseamos por los jardines imperiales y visitamos el templo de los Lama. Descubrimos personajes míticos como Pankú o religiosos como el bodisatva de la misericordia Guanyin. Contemplamos entusiasmados la Gran Muralla China, los palacios imperiales de Pekín, los templos y pagodas. Atravesamos la China profunda de norte a sur, navegando por el Río Amarillo y el Canal Imperial -con sus puentes, planos inclinados y esclusas-, pasando por Yangzhou, Suzhou, Hangzhou... y prosiguiendo por ríos y montañas hasta Cantón. Nos sorprenden la vestimenta de los mandarines, los sistemas de transporte, los métodos innovadores de riego, los hombres con coleta, las mujeres con los pies vendados, los castigos y torturas de los delincuentes. Nos convertimos también nosotros en observadores y reporteros de la vida diaria de los campesinos y pescadores, de sus tradiciones, usos y costumbres. Nos familiarizamos con el cultivo del arroz y la cría del gusano de seda, la pesca con el cormorán y la bebida del té,...Y, despidiéndonos de China, desde la gruta de Camoens en Macao, soñamos con las aventuras de los navegantes portugueses cantadas en su "Lusiada".

Aunque desde el punto de vista político, diplomático, comercial y económico la Embajada de Lord Macartney fue un rotundo fracaso, sin embargo, tiene el mérito de haber aportado nuevos conocimientos sobre China. Además, las imágenes diseñadas por William Alexander -como ha afirmado Alain Peyrefitte-, "nos proporcionan el primer reportaje en imágenes de todos los tiempos".